lunes, 5 de julio de 2010

Algunas tardes....


Laquetecuén y yo coincidimos muy poco en casa, es decir, que tenemos horarios diferentes: ella de mañana y yo de tardes. Así que cuando llego a casa, sobre las 21 horas, no es que llegue muy cansada, pero como soy tan lenta, necesito un ratillo para acostumbrarme y casi siempre me resulta imposible...

Laquetecuén me aborda y comienza a hablar, y habla, y habla, y me cuenta mil cosas que le han pasado en el trabajo y de los que le rodean y de la familia, y yo la miro y hay veces que me canso, pero físicamente, me canso de esa energía, que a mi lo que me apetece es tomarme una cerveza y parar el mundo, y ella, de repente se calla y me dice: te estoy aburriendo, no???

Y es entonces cuando me la comeria de deseo, pero sólo me lleno de ternura y sonrio de forma bobalicona, y le digo: "No mujer, cuéntame, cuéntame que me gusta oirte", y la veo como una niña pequeña esperando a que alguien escuche con interés su historia, y por eso, cada vez me gusta más...

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