EL VIAJE DEFINITIVO
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...
Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
J.R. Jiménez
¿Será capaz de leerlo (encontrarlo) allí donde esté?
ResponderEliminarY.
Se ha ido pero permanece. Yo creo que nos transformamos en energía y que circulamos libremente. Así que estará junto a los pájaros, contemplando el pozo, disfrutando del huerto y hallando su hogar en tantos corazones que le vais a añorar...
ResponderEliminarUn abrazo muy sentido, amiga.
Ahora entiendo el poema... Y estoy llorando como un tonta.
ResponderEliminarEste poema, para mí, es el máximo exponente de la "muerte" de una etapa de mi vida que pasó y no volverá. Pero que siempre estará aquí, formando parte de lo que soy, de mi equipaje. Como quien protagoniza tu entrada, que siempre estará ahí, en ti, en el aire...
ResponderEliminarUn beso.